martes, 27 de diciembre de 2011

Peces voladores






Recuerdo algunos de mis sueños de infancia -pero sueños de los que se tienen mientras se está dormido, no de los otros-. Uno de ellos era nadar suave y libremente entre habitaciones y muebles, entre calles estrechas... Hace poco busqué el significado de dichos sueños y no encontré una respuesta clara. Al parecer hay infinidad de sueños con esas características y no hay que tomarse a la ligera la interpretación de los sueños. Los hay en los que que nadas con aletas, entre aguas turbulentas, hacia la costa, hacia mar adentro, cerca del fondo, en la superficie, en aguas espumosas, en aguas turbias, en aguas límpidas como las de las costas de Cádiz... Y cada uno de estos sueños parece tener una explicación muy distinta.




Otro de los sueños de mi infancia - y esta vez sí que me refiero a los sueños despiertos- era tener un juguete teledirigido y al mismo tiempo volador, como el que aparece el vídeo que os pongo aquí. Las ciencias adelantan que es una barbaridad. Y aquí podemos ver un juguete que dentro de nada tendremos a un precio asequible rondando por nuestras cabezas dentro de nuestras casas mientras el niño de turno ríe a escondidas desde detrás del sofá.




Nadar, peces, disfrute... creo que eran motivos suficientes para incluir este vídeo en mi blog. Disfrutadlo.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

La anguila blanca



Esta mañana salí de la piscina y me dirigí a casa andando. Había amanecido un día luminoso y frío, daba gusto pasear. Decidí caminar junto al río Iro, hay un carril bici paralelo a la orilla desde el que a veces se pueden observar patos y garzas. Hoy mi paseo coincidió con la hora en la que la marea queda quieta, indecisa, retomando fuerzas para desandar su camino por las marismas.

Las desembocaduras de los ríos endebles no sólo crecen con el agua dulce que traen, también se alimentan dos veces al día con las mareas. Se podría decir que tienen dos amores, su esposo, el fiel, el que la visita dos veces al día: el mar. Y el otro, el que tiene una o dos crecidas fuertes al año… el amante inesperado e impetuoso, el agua dulce que viene de las montañas arrasando.

Durante mi paseo no se podía apreciar corriente alguna, sólo una leve ondulación del agua debida más bien a la brisa. Busqué entre las retamas con la vista, a veces sale a nadar alguna pata con una hilera de patitos tras ella. Hoy no los ví, pero sí algo que me llamó la atención: una anguila blanca bajando el río en la misma dirección que yo, ondulando levemente su cuerpo, acompañando mi paseo. Me resultó tan curioso que me detuve en la orilla para observarla mejor y… no podía ser… ralentizó su marcha como esperando mi compañía de nuevo.

Visito con frecuencia el punto mágico de Sancti Petri, me dejo llevar a veces por la magia de la poesía, me divierte descubrir a veces algunas casualidades imposibles, pero no dejo por ello de ser muy racional en mis observaciones. Sin embargo hoy no conseguía encasillar aquella experiencia en mi raciocinio: la anguila blanca comenzó a nadar serpenteante por el centro del río en cuanto yo reanudé mi marcha.

En mi infancia he oído a viejos hablando de las angulas del río Iro. Contaban que las pescaban cerca del Berrueco hasta donde llegaban las anguilas a desovar. También he oído historias de la navegabilidad del río en la antigüedad, teoría que parece confirmarse con los descubrimientos recientes de yacimientos fenicios en el cerro del castillo. Historias oídas, las que yo percibí en persona no pasaron de ver y oler una pestilente corriente de aguas rojizas debido a los vertidos de la pellejería. Ya no existe esa contaminación, la vida del río parece mejorar por momentos pero… ¿hasta el punto de hacer retornar a las anguilas? Y en ese caso ¿por qué una anguila blanca? El paseo me daba la oportunidad de hacerme preguntas al tiempo que la anguila me acompañaba. De nuevo me detuve un momento y de nuevo ralentizó su marcha, como esperándome.

Llegando a un puente peatonal miré a mi alrededor. A veces se necesitan testigos que confirmen lo que estás viendo con tus propios ojos. No vi a nadie. Instintivamente miré hacia arriba. No me pregunten por qué. No quiero decir con esto que buscara una explicación que viniera del cielo. Pero hete aquí que sí, que la respuesta me vino de la bóveda celeste. Una respuesta inesperada, completa, nítida, como una paloma espiritual que iluminara con su llamita mi conocimiento, o más bien como un pájaro plateado y metálico, porque eso era, un pájaro metálico. La anguila blanca era el reflejo de la estela de un minúsculo avión a reacción volando a no sé cuantos, muchos, pies de altura. Miré de nuevo a la anguila blanca, y pude apreciar entonces su minúscula cabeza plateada, y miré al cielo, y allí estaba, igual que la anguila blanca pero sin el leve onduleo de la brisa mañanera. Un río tranquilo es un espejo, y podría decir que esta mañana el río Iro era un cielo.




Imagen extraída de lavozdigital.es

viernes, 28 de octubre de 2011

La cuna del agua








Espero que os guste este vídeo de Joaquín Lera. Pocas veces se puede ver en un trabajo tanta emoción ligada a las raíces, emoción mojada de baños de infancia, de sueños de espuma. Niñez, espuma, amor, paisajes azules... ¡como para no colgar este vídeo en este modesto blog! Disfrutad el saladito de su arte.

miércoles, 5 de octubre de 2011

National Geographic en Camposoto











Es bueno tener colaboradores que te den de vez en cuando una noticia interesante, un comentario curioso o una información que pueda dar un empujoncito a este humilde y olvidado blog playero. Pero es mucho más agradable cuando ese colaborador resulta ser tu propio hijo. Pues sí, Alinando hijo me acaba de enviar información acerca de un reportaje publicado en National Geographic en el número de este mes de octubre. En las fotografías que aparecen en el citado reportaje se pueden ver objetos que algunos de nosotros tuvimos la suerte de tener en nuestras manos el día que visitamos el Centro de Arqueología Subacuática en Cádiz. Este es un tema que ya traté en este blog, pero National geographic es mucho National Geographic, así que más vale interesarse por conocer su punto de vista.






Pincha aquí para ver el reportaje: Fougeaux, historia de un navío. NATIONAL GEOGRAPHIC






Espero que os guste.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Un Cádiz para comérselo



Me ha sorprendido gratamente este programa de TVE, "Un país para comérselo". Ya sabíamos que el Imanol y el Echanove son asiduos de estos rincones, pero nunca imaginé que conseguirían plasmar con tanto arte las bondades de la gastronomía gaditana. Si además de eso les acompaña mi idolatrado Ruibal, os aseguro que resulta un programa para comérselo, no os lo perdáis.








Pincha aquí:






sábado, 16 de julio de 2011

Exposición Abril Morillo

No suelo anunciar eventos en mi blog, pero esta es una ocasión especial, primero porque Abril es amiga y segundo porque sus trabajos, siempre elegantes, suaves y sensibles, están con frecuencia relacionados con el mar. La exposición comienza hoy en el Hotel Fuerte de Conil. Le deseo lo mejor y espero que disfrute con la experiencia. No os lo perdáis.

sábado, 9 de julio de 2011

Thabo





Thabo se baña cada día en la playa. Juega con sus amigos mientras los pescadores faenan en el mar. El baño se acaba con el regreso de las barcas, toca entonces ayudar a desembarcar pescado, embarrancar las quillas en la arena y conseguir a cambio, con picaresca, el mayor número de peces para su familia. En uno de sus juegos en la orilla ve llegar a lo lejos un objeto blanco flotando sobre el vaivén de las olas. Nada hacia el con curiosidad y sin mojarse la cabeza. Algún que otro rizo de espuma se sube a su cabello pero el tupido azabache lo repele como si fuera piel de rana. A medida que se acerca se va entusiasmando más, nunca había visto nada parecido flotando con tanta ligereza. Lo alcanza y se extraña de su tacto. Lo levanta sobre el agua y comprueba que no pesa casi nada. Sonríe mientras patalea para mantenerse a flote. Sus dientes se esfuerzan en parecer más blancos que el objeto. Lo agarra con las manos y se desplaza hasta lo orilla aleteando los pies. El objeto flota tanto que le resulta fácil nadar agarrado a lo que comienza a ser su tesoro. Sus amigos le rodean en la misma orilla, se muestran extrañados y sonríen nerviosos de envidia. Más dientes blancos. Durante casi tres meses juega con el objeto en la playa cada día. Es un trozo de corcho blanco que va redondeándose y del que se van desprendiendo poco a poco pequeñas bolitas blancas con cada jornada infantil. Lo usa de almohada cada noche, teme que algún desaprensivo se lo robe. Ni Thabo ni nadie de su aldea había visto antes nada igual. Cierto día, en uno de sus baños alegres, se levanta una brisa marina más traviesa de lo normal. El trozo de corcho blanco se le escapa de las manos y corretea sobre los rizos de las pequeñas olas entre escupitajos de espuma. Thabo no lo duda, se adentra en el mar nadando tras su tesoro sin oír (o sin querer oír) los gritos de sus amigos.

Años más tarde llega un joven médico a la aldea. Usa métodos extraños: manda excavar letrinas para evitar contagios, enseña a las mujeres a cocinar con más higiene, intenta convencer a los hombres para que usen unas extrañas bolsas colocadas en sus penes… pero no consigue muchos avances a pesar de su sempiterna y blanca sonrisa. No se rinde y consigue ciertos materiales a través de una organización amiga para su precaria consulta en la aldea. Llega con una camioneta cargada de cajas con medicinas y extraños aparatos. Llama a tres jóvenes de su edad para que le ayuden a descargar y desembalar. Una vez las cajas en el centro de su consulta, las abre rodeado de los jóvenes. Los chicos se asombran. Más sonrisas blancas. El médico no entiende tanta alegría pero aprovecha el asombro colectivo para continuar desembalando, se agacha sobre una de las cajas y va dando a cada uno de los ayudantes un trozo del corcho blanco con el que vienen embalados los microscopios, tarros, sueros, etc. No les mira al hacerlo, sólo va repartiendo corchos mientras libera a los objetos de sus envoltorios. Los chicos miran al doctor y luego se miran entre ellos, cada uno con uno o dos trozos de corcho blanco en sus manos. El mayor de ellos se atreve por fin, mira fijamente al médico consiguiendo que éste se levante extrañado y le pregunta sin más…

- ¿Thabo?

miércoles, 29 de junio de 2011

La carraspera de Gulliver

Alinando ha hecho recientemente el camino de Santiago. Eso de "ha hecho" es una forma de hablar, lógicamente. Alinando no se dedica a construir senderos ni es ingeniero de caminos ni nada parecido. Además, es de todos conocidos que se "hace camino al andar"... pues eso. Precisamente Alinando coincidió en su camino con un vasco que practicaba el montañismo y se expresaba en los mismos términos: "En mayo hice tal montaña...". Un mallorquín muy simpático le hizo una matización: "Nosotros subimos montañas, los vascos las hacen".




En fin, que todo eso se desarrolló en un ambiente hermoso de solidaridad, casi mística diría yo. Y a pesar de que ya van pasando los días, aún me dura esa especie de nube en la que caminé durante más de dos semanas.




Tanto que llegó a emocionarme el amanecer que he disfrutado esta mañana. Ejem, hablaba de Alinando y ahora de mí, qué lío... ¿no?





Después de unos días de levante y muy calurosos, ha refrescado un poco la mañana y el sol ha lucido así de suave entre las nubes.




Y todo ello con la marea vacía. Ya sabéis que las playas de Cádiz son enormes cuando está la marea vacía. Es como otra señal de lo pequeños que somos ante la naturaleza. De hecho, me sentí como un liliputiense ante tanta majestuosidad.






Y si me sentí liliputiense, sólo faltaba Gulliver en su amanecer en la playa después de su naufragio... ¿no creéis?





Está claro que no se me iba a aparecer Gulliver, pero en cierto momento creí que había estado por allí. ¿Os imagináis a Gulliver con carraspera? Un ser tan grande... ¿Cómo sería el producto de esa carraspera?








¿Así...?





No, claro que no. Además, esto es una medusa grande, sólo eso. Fijaros en el pobre cangrejito que cayó en sus tentáculos antes de palmarla. Que dura es la vida en el mar... Como dijo Sorolla: "Aún dicen que el pescado es caro"
















jueves, 19 de mayo de 2011

Alinando en Bonanza

Una foto

Hace unos días caminé por la playa y senderos cercanos, unos doce kilómetros en total. Terminé descansando muy cerca de la Torre del Puerco. Era muy temprano y disfrutaba de la absoluta soledad de la playa... hasta que llegaron dos amazonas al trote. De vez en cuando se ponían a porfía, sin flores a María, y echaban una carrerita pasando cerca de un servidor. Creo que querían impresionarme, la verdad, y vive dios que lo consiguieron, pero lo que ellas no saben es que cacé al vuelo esta instantánea que también me impresionó. Os reconozco que la hice un poco al tuntún, sin la seguridad de poder pillar un instante tan efímero, y ya ves...


Os aseguro que la foto no está encuadrada a posteriori, está tal como salió a excepción de la marca de aguas con el nombre del blog. A veces me da alguna que otra satisfacción ésta mi camarita Konica. ¡Aysss.... cómo la quiero!



viernes, 13 de mayo de 2011

Geolodía 11





El paseo que os muestro hoy resultó tan ameno como pedagógico. No os perdáis detalle, vale le pena.

Están de actualidad los terremotos y los tsunamis, desafortunadamente. Nos causan verdadera desazón y también diría que algo de admiración. Somos tan poquita cosa ante los elementos de la naturaleza… La prueba la hemos tenido recientemente con el terremoto en Lorca, las imágenes de los tsunamis en Japón, poco antes en Chile... y no hace mucho (geológicamente hablando) en Cádiz. Sí, en la costa de Cádiz. Hace poco publiqué aquí mismo una entrada sobre la playa del Palmar en la que hablé algo sobre este tema, en ella os decía que la torre del Palmar fue parcialmente destruida por el maremoto de 1755. Conil también sufrió terriblemente las consecuencias del citado maremoto en aquel fatídico día de todos los santos. Más de dos mil personas perdieron la vida en Cádiz con el tsunami.

El pasado día 8 se realizó la primera excursión de campo Geolodía 11. Consistió en una experiencia de campo por distintos puntos de la costa de Cádiz. Los profesores de geología de la UCA José Manuel Gutiérrez Más y Javier Gracia Prieto nos explicaron detalles sobre la formación de nuestras costas y nos abrieron los ojos ante infinidad de detalles curiosos que vemos cada día y que dificilmente sabríamos interpretar, algunos de ellos relacionados con antiguos tsunamis que arrasaron nuestras costas. Ángel Sánchez Bellón y Fabián Villata Galera se ocuparon de la organización.





Para empezar la jornada, la organización nos invitó a un estupendo desayuno en caño Chanarro, Sancti Petri.



Luego nos acercó el autobús hasta el comienzo de la playa de la Barrosa. Caminamos junto a la nueva escollera observando el acantilado. Resulta curiosa esta escalera, es fácil imaginar los metros que le ha robado el mar. Recuerdo mi infancia y alguna que otra visita a esta playa, entonces podía observarse la entrada a esta escalera en forma de cueva cerrada con una cancela.



José manuel Gutierrez nos explicó los efectos de los embates del mar sobre el acantilado, la solución en forma de escollera aportada por Costas y las consecuencias de dicha solución, que no son pocas. Para empezar, un gran bloque de varias toneladas y con casi cuatro metros de altura
(se ve en las fotografías de su carpeta) salió pitando de su sitio en los temporales de hace dos años. Se ve que los embates del mar, que antes perdían energía al disolver el acantilado, ahora vuelven como si la escollera fuera un frontón. Esto causó que el gran bloque no resistiera el temporal.


Luego nos acercamos hasta el pie del acantilado. Pudimos ver una línea de fósiles del antiguo fondo marino en el perfil que resaltaba sobre el resto de estratos. Nos explicó que su disposición, la forma irregular y amontonada (en otros estratos se aprecian siempre alineados, como si fueran depositandose poco a poco), la gran cantidad de conchas articuladas (si están las dos partes del bibalvo es que se depositaron ahí aún vivos) y algún que otro dato interesante más, hacen pensar que los depósitos de este estrato se deben a un hecho con muy alta energía. En definitiva, fue provocado por un inmenso tsunami hace varios millones de años.



Como se puede apreciar, el estrato es totalmente irregular, formando eses y aislado entre otras capas donde no aparecen bibalvos.



También llegamos a ver otro tipo de rocas con gran cantidad de cuarcitas. Al parecer estas cuarcitas no son "oriundas" de esta zona. Nos explicaron que este lecho marino correspondía al estuario del Guadalquivir y que estas cuarcitas habían sido arrastradas desde muy lejos por el cauce del río.



Salimos de la playa por el pinar donde nos recogió el autobús que nos llevaría hasta Trafalgar.




Pincha en esta foto (pero luego vuelve al blog, porfi):



Javier Gracia Prieto nos dio una didáctica charla antes de hacer el recorrido por Trafalgar. Si pinchas en la imagen podrás ver el vídeo con sus explicaciones. No te lo pierdas, es muy interesante.








Como habrás oido en la charla, esto es un campo de bloques, grandes rocas llevadas hasta ahí por el maremoto de 1755. Entre ellas hay muchas que son parte de construcciones romanas de la costa. Estaban localizadas muy cerca del actual faro.



Rodeamos el faro caminando por la costa aprovechando la marea vacía.



Estas rocas son producto de las arenas desplazadas por el viento. Como puede apreciarse, no tiene restos de moluscos como los que formaron parte del fondo marino, aunque algunas veces se pueden ver algunos extraños agujeros, huecos que en su día fueron raices de plantas.




Esto es una marmita. No, la del druida galo no es, ni se caerá Obelix en su interior ni contiene ninguna pócima extraña, tan sólo agua y alguna piedras. Estas mismas piedras junto con el efecto remolino del agua hacen que se vaya erosionando su fondo hasta formar estas curiosos huecos.




Aquí se pueden observar restos de construcciones. Al parecer son romanas y estaban relacionadas con la industria de salazón.


Esta zona es muy curiosa. Aparentemente está en una zona sin más restos de edificaciones, sin embargo estos huecos rectangulares demuestran que hubo muros y construcciones en forma de piletas para la industria de piscifactoria y salazón. Todo esto fue arrasado por el tsunami de 1755.


Como se ve en esta foto, hay una plataforma totalmente lisa y sobre ella descansan grandes rocas. Luego veremos la importancia de ciertos detalles que demuestran que fue aquel maremoto el que las puso allí.


El día estaba luminoso y agradable. Hasta Bob Esponja salió a saludarnos con su habitual sonrisa bidental.






Los círculos que se aprecian en la superficie plana son producto de la extración de piedras de molino. Está documentado que en la edad media se extraían de aquí las piedras redondas. Un estudio alemán de hace unos años catalogó más de 1800 huecos circulares. Pues bien, como se aprecia en esta foto, la gran roca está descansando sobre parte de estos círculos, por lo que fue depositado allí después de la edad media. ¿Y qué sucedió después de la edad media con la suficiente fuerza como para mover estas moles? Pues sí, el tsunami de 1755, acertaste.



Y para despedirnos, echamos un vistazo a uno de los dos tómbolos de Trafalgar. Este fue formado por los vientos de levante tan frecuentes en la zona, pero al parecer se formó después de la época romana. De hecho, parece que bajo este tómbolo hay pecios romanos y restos de industrias de salazón parecidas a las que se encuentran en Bolonia.





Y nada más por hoy. Se me quedan muchas cosas en el tintero, pero espero que os haya gustado el tema de hoy tanto como a mí. Seguro que a partir de ahora veréis estos lugares con otros ojos, como me pasará también a mí.




sábado, 30 de abril de 2011

Candilazos y arreboles.

Estas fotografías podrían parecer de un gran candil, así tendría cierta lógica el título de esta entrada, pero son de un pequeño faro situado en el interior de hotel RIU. Aproveché que pasaba a su lado para colocarme en un sitio estratégico, de forma que el sol hiciera las veces de lámpara en el interior del faro.













Y es que ayer paseé por la playa al amanecer. Ya comienzan mis largos paseos con la cámara en la mochila, saciado de pan con aceite y miel y hambriento de curiosidad y paisajes. Me llamó la atención esta imagen tan atractiva y extraña. Sabía que la playa me echaba de menos, pero no hasta el punto de que las nubes se arrebolaran a mi paso, como las mejillas de una quinceañera ante su añorado pipiolo. Esta mañana llegó la decepción: no era un arrebol de bienvenida a mi persona, sino más bien un candilazo, una especie de campanilla visual avisadora de las lluvias que más tarde nos visitaron… qué le vamos a hacer. Según oí a José Miguel Viñas en Radio Nacional esta mañana, el arrebol del cielo en los amaneceres, también llamado candilazo, es una señal de aviso, un efecto meteorológico que aprovechaban nuestros antiguos para predecir lluvias, incluso hizo mención de un refrán: candilazo al amanecer, lluvia al atardecer.













Esto es lo que dice el diccionario de la RAE de la palabra arrebol:


1. m. Color rojo de las nubes iluminadas por los rayos del Sol.
2. m. Este mismo color en otros objetos y especialmente en el rostro de la mujer.

Y para terminar, pinchad aquí y veréis un vídeo de un grupo chileno, Los Jaivas, en una de sus canciones, concretamente "arrebol". Ya veis qué curioso, de las playas de Cádiz hasta Chile cabalgando en un candilazo.


Saludos y hasta pronto, arrebolados seguidores.

viernes, 15 de abril de 2011

Despedida

No todo iban a ser jijis, jajas. Ayer dimos el último adiós a Enrique Márquez Muñoz, trabajador y compañero incansable. Ofreció con generosidad gran parte de su vida a su trabajo y a sus convecinos. Sé que la Armada no va a dedicarle ningún monumento ni va a ser glorificado en ningún panteón ilustre, eso no sucede nunca con los trabajadores humildes, por eso quiero dedicarle este modesto rincón. Descansa en paz amigo Márquez.

jueves, 31 de marzo de 2011

Lanzarote (excepción)

Pues sí, excepción. Y digo esto porque todas y cada una de las entradas anteriores lo fueron de playas de Cádiz. Pero este que os escribe de vez en cuando se da algún que otro paseíto por otros lares, y como es lógico se lleva su camarita ave-ave ¿Que no sabéis que es una cámara ave-ave? Pues atentos: cuando salieron las primeras cámaras digitales con pantalla, todo el que era fotografiado quería verse al instante en la misma y se dirigían al fotógrafo diciendo: !Ave-ave!

Fue un viaje de descubrimiento. Conocíamos ya otras islas de Canarias, pero no Lanzarote, y bendito el día que nos decidimos. Esta es una de las playas de Papagayo, hermosas, vírgenes aún...


Cuando a los pajaritos no se les molesta, terminan por acostumbrarse al personal. Lo que se ve al fondo entre la bruma es Fuerteventura.



Las tres fotografías siguientes las tomé en otra de las playas de Lanzarote. Me llamó la atención sobre todo el perfil de la lava mezclada con la arena dorada.


Esto son los Hervideros. Hermoso lugar donde el mar juega a saltar entre agujeros. Creo que cuando no hay nadie, se queda en calma, lo que le gusta a estas olas es que haya niños y señoras con ropa ligera y vestidos de gasa, esos días hierve y disfruta tocando con sus dedos de espuma las faldas y los flequillos de los niños.




Mira por dónde, aquí encontré un motivo para incluir estas fotografías en el blog playerogaditano. Son salinas, cerquita de El Golfo ¿No os recuerdan las de San Fernando? ¿A que sí? Si te fijas bien y ajustas el oído, se pueden oir los quejíos de Camarón entre las olas... escucha... escucha...




El Mirador del Río. Y aquí, si se pudiera oir algo, escucharíais el soplo del aire entrando en mi boca abierta, como en los órganos de las iglesias, porque este sitio es para estar todo el rato con la boca abierta.



Esta es la isla La Graciosa desde el mismo mirador. Me han dicho que es una suerte encontrar un día tan claro y tan bonito. La vista era digna de disfrutar un rato, incluso con una cervecita fresca en el bar del mirador con sus grandes cristaleras (la mía no se quedó allí, que conste)



Esta es la Cueva de los Verdes. Tuve que poner en máxima exposición la cámara. Normalmente no se aprecian tantos detalles con el flash. Fijaros bien en la fila de personas que caminan hacia la luz (eso ha sonado espectral... ¿no?). En realidad es una sola persona que quedó impresa en todo su recorrido, eso da una idea de cuánto tiempo estuvo abierto el diafragma. La cueva es espectacular, con efecto especial incluido que no voy a desvelar aquí, así cuando vayáis disfrutareis con la sorpresa como yo disfruté.



Los Jameos del Agua. Un lugar muy especial ideado y ejecutado por el genial canario Cesar Manrique. No, el Manrique de las coplas a la muerte de su padre no, el otro leñe.




El Golfo. Aquí se forma una bahía en la que queda encerrado una extraña laguna de color verde, al menos así la vi yo, pero dicen que extrañamente cambia constantemente de color. El lugar es muy agradable y entrañable. Pincha en la fotografía y verás una noticia curiosa relativa a esta playa.








Y estos son extraños amontonamientos de piedras. Si esto lo ve Iker Jimenez seguro que hace un programa en Cuarto Milenio. Hay un faro junto a estas piedras, es como si los turistas que lo visitan quisieran emular las construcciones de altura.... No, verás como al final va a tener razón el Iker ese...




Hay dos faros, estas dos fotografías son del antiguo y ya en desuso, pero que es también el más bonito. El otro es de hormigón blanco, precioso desde lejos, pero una mole desde abajo.





Y ya está. Espero que no os haya sorprendido que traiga un poquito de Lanzarote y que hayáis disfrutado de las fotos. Taluego.