sábado, 4 de septiembre de 2021

Orejitas y reversos en espiral.

Hoy os enseñaré las orejitas. No, las mías no, las del mar. Son esas conchitas pequeñas con forma de oreja tan difíciles de localizar por las orillas. En otros lares las llaman ojos de Santa Lucía. 

Todos sabemos que las caracolas son los seres a través de los cuales los humanos podemos oír el mar. Las orejitas son los que le sirven al mar para oírnos a nosotros. Hay quien se dedica a buscarlas cada vez que visita una playa. Una de esas personas es mi compañera, Alinanda. Desde hace ya muchos años ha demostrado una verdadera habilidad para encontrarlas para deleite suyo y decepción de todo aquél que se atreva a retarla en un paseo playero. Es fácil que, sin mucho esfuerzo, consiga el doble que tú o que yo. ¿Suerte, habilidad, vista…? Yo qué sé, el caso es que no hay quien le gane. ¿Y qué hace luego con las orejitas? Pues las colecciona. Tiene miles de ellas y nos sirven de adorno en una mesa con tapa de cristal. La verdad es que queda muy bonito, aquí tenéis la muestra de lo que os cuento.


Hay quien incluso se hace joyas con ellas. Un anillo, un colgante… Si os gusta la idea, podéis llevársela a un joyero para que os la engarce en plata. No es tan caro y tendréis una joya personalizada con la que os sentiréis muy orgullosos.



Las orejitas tienen algo de humano, y no lo digo sólo por su forma de oreja, sino porque tienen dos caras. En el anverso es donde tienen esa forma tan parecida a lo que perdió Van Gogh después de una noche loca, y en el reverso tienen una espiral. Reverso en espiral… ¿no os sugieren nada esas dos palabras? A mí sí. Pero eso no es raro, a mí todo me sugiere las cosas más raras del mundo. Pues mirad, lo del reverso en espiral me retrotrae a otros mundos… antiguos, fantásticos… Me lleva a batallas en la playa entre argonautas y cangrejos gigantes, me lleva a buzos de Nemo con escafandras con forma de caracola, me sitúa en una máquina del tiempo dorada y con pistones de vapor sumergiéndome en una espiral enorme… Qué cosas…

Y esto es una puesta de sol que aparentemente no viene a cuento, pero sí. Mientras el sol se ponía, estábamos Alinanda y yo paseando y buscando orejitas. Resultado: Alinanda 7- Alinando 2 (como casi siempre)

Y todo por una cosita que muchos de nosotros no sabemos muy bien de dónde sale… ¿o sí? Pues claro que lo sabéis, la orejita no es otra cosa que el opérculo de un tipo concreto de caracola, la llamada "bolma rugosa". 

Supongo que alguna vez habéis comido cañaíllas, pues esa tapita que tiene el bichito en el extremo y con el cual se esconde en su caracola se llama "opérculo". Aquí tenéis una caracola completa, con su orejita y todo. Es de Sancti Petri, por eso es tan bonita.

viernes, 7 de noviembre de 2014

Alicia y los cocodrilos (Cuento infantil)

Ayer tomé algunas fotografías en el centro del triángulo que forman Puerto Real, Chiclana y San Fernando. Recordé entonces este cuento con el que participé en el cuadernillo El animalario de Alicia que publicó el Taller de Lecturas Libres de Chiclana. Os pongo aquí las dos cosas, las fotos y el cuento. A disfrutar del día, saludos.
 
 
 
Alicia y los cocodrilos
 
 
                     Alicia caminaba por el sendero serpenteante junto al río. Buscaba un paso fácil para cruzarlo y cada vez que asomaba a la orilla oía una voz chirriante: ¡Por ahí no, por ahí no…! Miró a su alrededor, pero los pájaros y las ardillas que se sentían interrogados con la mirada volvían la cabeza silbando con disimulo. En uno de los recodos el sendero terminó en la misma orilla y a continuación, sobresaliendo del agua, varias piedras a modo de paso. Alicia miro atrás de nuevo y se sobresaltó al descubrir a un grupo de flamencos siguiendo sigilosamente sus pasos.
 
-¿Qué hacéis aquí? ¿Por qué me seguís?


 



   Los zancudos acompañantes también disimularon con silbidos distraídos. Alicia les preguntó de nuevo y el primero de ellos, el de las gafas, tosió expulsando varias carrasperas aladas por el pico, enderezó su cuello con buen porte y contestó:

 

- Ejem… estamos buscando un paso, señorita. Es hora ya de reunirnos con nuestra familia al otro lado. ¿O acaso no sabe que es en marzo cuando abundan los pastos en la otra orilla?

 






    

- No, no lo sabía… tampoco sabía que os alimentabais de hierba. En fin, yo también quisiera cruzar el río. ¿Os parece bien este pa…? – y antes de finalizar la palabra paso tuvo que taparse los oídos con el estruendoso sí, sí, sí, sí, sí de los flamencos.

 

                     Alicia se levantó un poco la falda cerrando los pulgares y los índices en forma de O, enderezó el pie izquierdo y tocó con la punta la primera piedra. De repente se vio con las piernas abiertas y sentada entre flamencos aturdidos y plumas desparramadas. La piedra se había levantado dándole un susto enorme. Era un cocodrilo que ahora la miraba de pie con los brazos en jarra y con las patas traseras dentro del agua.







 

- ¡Pero niña! ¿Cómo se te ocurre pisarme? Pudo haber sido peligroso, imagina que en vez de pisarme a mí hubieras pisado a una piedra… Hay que mirar por donde se pisa.

 

- Pero señor, yo sólo quisiera cruzar al otro lado. Lo siento, no pretendía pisarle.

 

- Bueno, bueno… está bien. Entonces pasa, pero mira con cuidado dónde pisas. Ah, y los flamencos que pasen por otro lado, todo el mundo sabe que ellos no cruzan los ríos caminando, lo que les gusta es bucear.

 







                     Los pobres acompañantes de Alicia recogieron del suelo sus plumas sin dejar de mirar al cocodrilo y caminaron de espaldas, cada uno con su montoncito rosa entre las alas cruzadas a la altura del pecho.

 

- Adiós niña, y cuidado con las piedras – dijo el de las gafas- Sí, sí, sí, sí… adiós - dijeron los demás.

 

                     Alicia metió los pies en el agua y continuó hasta las siguientes piedras. Nada más pisar la primera se levantó otro cocodrilo igual de airado que el primero.

 

- ¡Pero dónde vas! –dijo el segundo cocodrilo -  ¿Siempre vas pisando a la gente por ahí? Ten cuidadito, puede ser muy peligroso. Imagina que hubieras pisado a una piedra.

 





                     Alicia se sintió desconcertada de nuevo – Pero señores, lo único que quiero es cruzar el río ¿Podrían ayudarme ustedes?- les dijo mientras exprimía los bajos de su falda.

 

- Está bien. Te ayudaremos, pero con una condición, te llevaremos sobre nuestro lomo si al tiempo que navegas nos vas deleitando con una canción que hable de cocodrilos.

 

- ¡Pero si yo no sé canciones de cocodrilos! ¡No puedo hacer eso!






                     Los dos reptiles que seguían con los brazos en jarra se miraron uno al otro. Ahora eran ellos los extrañados - ¿Y quién ha dicho que haya que saber canciones para cantar? – dijo uno – eso digo yo – dijo el otro. Los dos se tumbaron juntos sobre el agua y la invitaron a que se sentara encima. Estuvieron unos segundos quietos. Alicia miraba los ojos saltones sin darse cuenta de que la señal de partida serían las primeras notas de su supuesta canción. Al fin se decidió y comenzó a cantar con voz dulce…

 

Dos cocodrilos jugaban en el río

Saltaban y nadaban

Y apostaban a ver quién tenía más dientes

Yo tengo trescientos, decía uno de ellos

Y yo cuatrocientos, decía el otro

Y yo quinientos, decía el uno

Y yo seiscientos, decía el otro…

 

                     Entonces se detuvo la comitiva flotante. Los dos cocodrilos se miraron uno al otro extrañados y luego interrogaron a Alicia







- ¿Qué es eso de trescientos, qué significa eso?

 

- Eso digo yo – dijo el otro - ¿Cómo puedo saber si tengo más dientes que él?

 

- Pues contándolos- respondió Alicia.

 

- Yo no sé contar - dijo uno de los cocodrilos - ¿y tú? – preguntó al otro levantando la cabeza.

 

- A mí no me mires, yo no sé lo que es eso.

 

- Pero no os preocupéis por eso, sigamos hasta la otra orilla y allí os lo explico – Intentó enmendar Alicia el parón en medio del río. Pero ya era tarde, los dos cocodrilos comenzaron a discutir sobre quién tenía más dientes ante la desesperación de Alicia, que cruzaba los brazos esperando a reanudar la navegación.

 

- Yo tengo muscientos.

 

- Pues yo alicientos.  

 

- Pues yo piscientos, ea.

 

- Y yo brecientos, toma.

 





            
 
 
                     Alicia miró su reloj y éste le tocó las palmas en un gesto de apremiarla a hacer algo para salir de allí. Se atusó la falda mientras seguía oyendo muscientos y pascientos y por fin se decidió. Comenzó a cantar de nuevo y se enganchó con fuerza al palito de una de las notas musicales, el que termina en la bolita negra. Cantó y cantó con más fuerza…
 
Dos cocodrilos jugaban en el río
Nadaban y jugaban
Y no sabían contar…
 
                     … y las notas se elevaron llevándose a Alicia con suavidad. Pasó por encima de la otra orilla y sobre varios flamencos que secaban sus plumas y que al verla pasar se daban codazos de asombro unos a otros. Cuando Alicia aterrizó sobre el sendero de la otra orilla, aún podía oír a lo lejos las voces de los cocodrilos…
 
- Pues yo trugientos…
 
- Y yo brevientos...
 
- Y yo pimientos…

domingo, 28 de septiembre de 2014

Barrunto y las ballenas

Ayer participé en el encuentro de artistas Barrunto en la plaza Mina de Cádiz junto con otros miembros del Colectivo Letras Libres. Entre lectura y lectura tuve el placer de charlar con Abril y Olga, dos mujeres entrañables con las que descubrí una serie de casualidades vivenciales que llegó a emocionarnos. La primera de ellas este cuadro de Abril con una niña vestida de rojo sobre el lomo de una ballena azul (sólo le faltaban los zapatitos rojos, pero estos estaban en la portada de la novela)
Otra de las casualidades fue su reciente disfrute con la lectura de un libro: Memorias de un malnacido de José Casado Montado. Me confesó haberme recordado al leerla, le dije que Los años de la ballena estaba en parte inspirada en un pequeño libro de ese mismo autor, Trigo tronzado. Hermosa casualidad, sobre todo si comprobamos que esos dos libros son muy difíciles de encontrar al tratarse de autoediciones de hace bastantes años.
 
 
 
A Abril Morillo la veo muy de vez en cuando pero, por mucho tiempo que pase, nos saludamos con una enorme y sincera alegría. Sus cuadros son de una sensibilidad desbordante. Destilan alegría y amor a la vida. Es un placer seguir teniendo su amistad, y a partir de ahora, la de Olga. Gracias a las dos. Besos grandes.
 
 
 
Y para terminar, os muestro aquí el texto que leía en el momento que refleja la fotografía:
 
Bajo tierra
En estos momentos bajo tierra hay un juego de llaves disolviéndose entre óxidos y bajo el suelo de Carrara hay un David esperando a su Miguel Ángel. En estos momentos bajo las arenas del desierto hay un pergamino reseco con la verdad sobre Cristo. En estos momentos hay bajo la tundra un mamut dormido con su ADN completo. En estos momentos bajo tierra hay tres joyas de oro que un judío regaló a su amante musulmana y, más abajo, el sonajero fenicio de un niño que nació muerto. En estos momentos bajo tierra dos guerreros hacen las paces con espadas cruzando sus costillas descarnadas. En estos momentos un neandertal de ojos azules se bebe la tierra por una mirada de su vecina homo sapiens. En estos momentos bajo tierra hay una hermosa niña sin responso. En estos momentos bajo tierra hay un poeta enterrado vivo, con los dedos gastados hasta los nudillos.
 
Saludos y hasta pronto. Ah, y cabalgaros la vida, aunque sea sobre una ballena.

martes, 23 de septiembre de 2014

Los años de la ballena

Confiaba en mi novela, sabía que podía gustar, pero no me esperaba disfrutar tanto la satisfacción de quien la lee. Agradezco enormemente vuestros comentarios y desde aquí animo a disfrutar de ella a quienes aún no la hayan leído. Os dejo una muestra de las reacciones y notas de prensa.

Antonio Díaz



 

http://www.literanda.com/librerias/autor/narrativa-contemporanea/diaz-gonzalez-antonio/169-los-anos-de-la-ballena


 

Jenny A.: El autor se ha arriesgado mucho al usar la voz en primera persona de la protagonista, algo muy difícil cuando se trata de una andaluza, pero lo ha conseguido plenamente. Enhorabuena, estoy llegando al final de la trama y estoy enganchada.

 

 

 

M. Dolores: Es una novela extraordinaria. Cada frase te hace buscar la siguiente, cada acontecimiento te despierta el interés. Y el final es sorprendente. Nada que ver con otras obras en las que se haga referencia a la Guerra Civil.
Dentro de la trama hay descripciones perfectas y algunas pinceladas poéticas. Es de esos libros de los que no te quieres deshacer nunca, porque sabes que puedes volver a sentirlo y vivirlo en otro momento. Mi más sincera enhorabuena a Antonio Díaz.

 

 

Rafael: Acabo de terminar la novela. El desarrollo de la misma ha superado las expectativas que tenía cuando puse el anterior comentario que la llevaba al 25%. Buena historia y mejor contada. Una gozada ¿Hay algo más publicado del mismo autor?

 

 

Rafael Cepero: Novela terminada, saboreada, disfrutada. Gracias Antonio por tu buen trabajo. Muy recomendable.

 

 

 

Oscar: Genial novela, muy cómoda de leer y adictiva, es de estos libros que te da pena terminar. La recomiendo a todos pero en particular a gaditanos, cañaíllas y jerezanos.
¿Para cuándo en papel?
Enhorabuena y buen trabajo.

 

 

 

Conocidos escenarios para cualquier isleño amante de su patrimonio histórico-artístico son visitados por los protagonistas de esta ficción cuidadosamente construida sobre cimientos reales: la Casa Lazaga, el Cine Almirante, la Plaza de la Iglesia o la Población Naval de San Carlos -cuyo archivo ardió, sospechosamente, en el 76- son algunos de los emblemáticos enclaves que aparecen citados en la novela. Una novela que de momento no cuenta con versión física, pero que puede descargarse online por el simbólico precio de un café: Cultura, historia, talento, ilusión. Son los ingredientes fundamentales de una obra en la que Antonio Díaz confía tanto, tanto, que merece ser leída por todos.

Alejandro Díaz Pinto

Diario digital  El Castillo de SanFernando

 

El gaditano Antonio Díaz González acaba de publicar en la editorial su novela ‘Los años de la ballena’, entre el género histórico y el  thriller, “muy relacionada con la vida y hechos históricos de nuestro entorno de la Bahía”. Por sólo 1,65 euros se puede descargar para leer en el ebook, ya que no tiene formato en papel. Un viaje, vivencias increíbles y confesiones sorprendentes.

 

miércoles, 23 de julio de 2014

Ya se puede leer Los años de la ballena

"Rubén, joven reportero gráfico en paro, deambula con su cámara por Barcelona entre manifestaciones y calles grises en plena Transición. Tiene un encuentro fortuito con una anciana y alertado por su extraño comportamiento decide seguir sus pasos. Los acontecimientos que siguen a partir de ese encuentro le sumergen en la búsqueda de la mujer en un viaje iniciático por las calles de Jerez, San Fernando y Cádiz plagado de anécdotas y tropiezos. Marta, la huidiza anciana, decide narrar su historia grabándola en cintas y entregárselas anónimamente. Rubén descubre la azarosa huída de una mujer perseguida desde la Guerra Civil y sus sorprendentes consecuencias."
 
 
http://www.literanda.com/librerias/autor/narrativa-contemporanea/diaz-gonzalez-antonio/169-los-anos-de-la-ballena
 
 
Esta que habéis leído es la sinopsis de Los años de la ballena. Ya está disponible para descargas de ebook en la editorial Literanda.

Tengo que resaltar la política de Literanda a favor de las descargas legales: poner sus productos a un precio más que asequible. Por tan sólo 1,65 euros podremos descargarla fácilmente en el sistema que más nos convenga, PDF, Kindle o ePub.

Ánimo, aún estamos a tiempo de disfrutar el verano acompañado de las peripecias de Rubén, Marta y otros de sus personajes por las calles de Barcelona, Jerez, Cádiz y, por supuesto, San Fernando.

Pinchad en el siguiente enlace para entrar en la web de la editorial:


http://www.literanda.com/librerias/autor/narrativa-contemporanea/diaz-gonzalez-antonio/169-los-anos-de-la-ballena

Sé que esta entrada no se corresponde demasiado con el espíritu de un blog tan jocoso y playero, pero no me he podido resistir a compartirlo con vosotros y vosotras, amigos y amigos en la orilla.
 
Comparte y difunde si te gusta.
Saludos y muchísimas gracias por vuestro seguimiento.

Antoñín Díaz
 
http://www.literanda.com/librerias/autor/narrativa-contemporanea/diaz-gonzalez-antonio/169-los-anos-de-la-ballena