sábado, 27 de julio de 2013

De Costa Rica a la Barrosa pasando por el Titanic

Hace unas semanas disfruté de un curioso paseo playero. Curioso por algo que ya os he comentado: la bruma, la densa y sólida bruma. Adentrarse en la playa sin ver la orilla, comprobar que tras tus pasos desaparecen las dunas y que terminas caminando por un limbo sin horizontes es algo que todos deberíamos experimentar alguna vez. De repente te das cuenta de que la luz no proviene de un sitio en concreto sino que te rodea por todas partes, te acaricia, y te ves sumergido en un extraño líquido amniótico de sensaciones placenteras. Sí, al final, estar en una playa en esas condiciones es puro placer, os lo aseguro.
 



Pues bien, en ese paseo que os comentaba me encontré con algo extraño sobre la arena que por mucho que analicé no acertaba a saber qué era.
 
 
 
Durísimo como el ébano, con el color de una castaña y la forma de un disco de cantos redondeados.



Aprecié que tenía una especie de cicatriz, algo que me indujo a pensar que se trataba de una semilla.

 
 
Ya sabemos de las maravillas de San Google y del conocimiento que nos puede aportar internet, pero en este caso no tenía mucha idea de cómo encontrar los datos que me orientaran sobre lo que había encontrado.

 
 
Pero después de algunas pesquisas (con las que disfruto como un charco al ver a un niño acercarse), averigüé que se trataba de una semilla tropical llamada "corazón de mar".



Gracias a este encuentro he descubierto que hay asociaciones internacionales que estudian el recorrido de las semillas a lo largo y ancho de los océanos, que se notifican unos a otros sus descubrimientos en las playas de todo el mundo y que incluso se dedican a plantar y hacer brotar las semillas (www.seabean.com)
 

 
 
En distintas WEBS he conseguido averiguar algunas curiosidades de esta semilla, como que parece ser que ha recorrido el atlántico llevada por la corriente del golfo hasta el norte de Europa y luego ha bajado por la costa europea hasta el sur de España. El árbol del que procede, Entada Gigas, crece principalmente en la zona de Costa Rica. Tiene distintos nombres dependiendo del país: Escalera de mono en Costa Rica, habita de la suerte en Uruguay, corazón de mar en España, sea heart en Estados Unidos y coeur de la mer en Francia.

 

 
 
 
 
Entre las muchas curiosidades que he encontrado, se dice que Colón encontró estas semillas flotando en su primer viaje. Con estas semillas se hacen colgantes y multitud de adornos y bisutería debido a su dureza y su forma atractiva. Tienen forma de corazón, con lo que hay quien le atribuye poderes amatorios.  
 
 
No en vano, la joya (ficticia) que portaba la protagonista de Titanic Rose DeWitt (Kate Winslett), se llamaba así, corazón de mar, y se trataba de un colgante con un enorme diamante azul.

 
¿Os ha gustado esta curiosidad? Como decía la canción: la orilla te da sorpresas, sorpresas te da la orilla...
 
Besitos de arena, hasta pronto, seguid disfrutando.
 
 

jueves, 25 de julio de 2013

De palas, rastrillos y equinos.

Hola amig@s playeros. Esta es la muestra de uno de mis recorridos por sendas de arena y agua. Un amanecer fresco y nuboso que suavizó la caminata desde la Barrosa hasta Roche.
 


¿A que nunca habíais visto le orilla tan cerca de las hamacas?


 
Y por supuesto, imagino que no habéis tenido la oportunidad de ver este mar tan calmo, este reflejo tan nítido de la Torre del Puerco... ¿a que no? Bueno, a decir verdad es sólo un efecto óptico, un punto de vista. Algunas veces se forma una inmensa laguna con la marea vacía y si tomas la fotografía desde un extremo de la laguna parece que estás en el mar.


 
 
En el paseo me encontré esta curiosa escena. Es como si la boya jugara a escalar por un día, a escaparse de su destino y ver las cosas desde otra perspectiva.
 


En la playa hay muchos seres reales. Otros, los más, son imaginarios. Algunos de ellos viven sólo en mi imaginación, pero otros tienen su morada, como esta mini caverna pétrea... con su ventanita y su puerta. Me imagino a un minúsculo Pedro Picapiedra llamando a la puerta: ¡Vilmaaaaa!



A veces, amaneciendo ya, me encuentro con estos buscadores de tesoros. Ssssshhhhh... no les digáis nada... no saben que el mejor tesoro es mirar estas maravillas con ojos de niño.


 
Percebes y mejillones en las piedras de Roche. Al llegar allí estaba la marea tan baja que pude ver estos animalitos que no suelen estar a la vista. Es por la marea de Santiago. En los días próximos al día de este santo se dan las mareas más pronunciadas del año. Percebes, mejillones, Santiago... muchas connotaciones gallegas en un día tan triste por el accidente ferroviario cerca de la capital de Galicia..  
 



 
Y... ¿Por qué he titulado esta entrada como "De palas, rastrillos y equinos"? Pues aquí está la muestra. Veo tantas palas y rastrillos que pierdo la cuenta. Podría poner un rastrillo (en este caso diminutivo de rastro, lugar de venta) sólo y exclusivamente para vender estas cositas. Esta vez no me pude resistir a fotografiar algunos de estos simples y curiosos objetos.





 
Bueno, sí, esto era un platito, pero muy simpático.
 
 
 
 
Y por fin la parte de "equinos". Me quedo embobado viéndolos. Me resulta muy curioso observar que la gran mayoría de estos caballos están montados por chicas. He llegado a pensar que debe ser muy placentero sentir el dominio de la bestia, controlar a un animal tan grande y potente con suaves gestos. No sé si el motivo de estas chicas va más allá del lúdico, imagino que no, pero yo mientras tanto disfruto de estas hermosas imágenes cada amanecer que paseo por esta playa. 
 














Y hasta aquí la caminata. La vuelta resultó un poco calurosa. Los rayos del sol comenzaban a apretar y la bruma se rindió disolviéndose a sus pies. Ay, la bruma, a veces me estropea un paseo y otros me envuelve en su interior como en un líquido amniótico de silencio, casi placentero. En otra entrada os hablaré de ella, la bruma. Saludos y feliz veranito.