viernes, 21 de enero de 2011

La torre

En 1755 hubo un terrible terremoto en Lisboa. Quien haya visitado aquella deliciosa ciudad habrá constatado las consecuencias que tuvo para los lisboetas. También se habla por aquí de vez en cuando del maremoto que asoló Cádiz ese mismo año, consecuencia también del mismo terremoto que asoló Lisboa. Una especie de brutal efecto mariposa que debería hacernos pensar. ¿Podría volver a producirse? ¡Chi lo sa!

El siguiente relato lo hice para compartirlo con los compañeros de tertulia de Cádiz. Espero que os guste.






A tres escalones de la salida a la azotea le despeinaron dos palomas. Aún aturdido, confundió su aleteo con un vapuleo de almohadas. El último escalón lo afrontó con una mano abierta apretando en su rodilla, en un gesto anciano y tan atávico que no necesitó recordar su propio nombre. Las palomas se disolvieron en el deslumbre. Se acercó al pretil con una mano por visera ¿Tendrían nombre los primeros que usaron su mano para defenderse del sol en la llanura? Se asomó al vacío entre dos almenas y vio a sus pies una corriente de agua aliñada de ramajes, lagartos y espuma. La piedra ostionera dibujó garabatos en las palmas de sus manos, como antes había grabado códigos de barras en sus codos y rodillas. Un cernícalo detuvo su vuelo a cinco metros de su cabeza. ¿Cómo te llamas? Pareció preguntarle desde su aleteo estacionario. Cerró los ojos… “Castilnovo, me llamo Castilnovo…” Intentó recordar su nombre y mencionó sin saberlo lo último que había leído en un folleto turístico. Entonces Sinnombre recordó el tríptico, y la puerta de entrada a la torre, y el trotar de mil caballos, y los lengüetazos del millón de hipopótamos, y las paredes ácidas lamiéndole las rodillas entre babas blancas… y releyó de nuevo entre recuerdos: la torre fue parcialmente destruida por un maremoto en 1755. La confusión le hizo mirarse las ropas… no, unos tejanos, por muy destrozados y mojados que estén, no son indumentaria del siglo XVIII… Entonces Sinnombre se sentó apoyando su espalda en la almena picajosa, y se recordó conduciendo su autocaravana entre restaurantes con sombrajos, aparcando en El Palmar, oyendo las noticias de la radio… Terremoto en El Algarve… un terrible terremoto de fuerza siete asola la costa del Algarve portugués…



Para terminar, y sin salir del tema marítimo, os recomiendo ver y escuchar esta canción de Mayte Martín. La letra la ha tomado de un poema del malagueño Manuel Alcántara. A disfrutar.


Nota: Si quieres seguir oyendo de fondo el rumor de las olas mientras ella canta, ve al final de esta página, abajo del todo, y baja un poco el volumen del sonido de las olas.





Por la mar chica del puerto

Por la mar chica del puerto
andan buscando los buzos
la llave de mis recuerdos.

(Se le ha borrado a la arena
la huella del pie descalzo
pero le queda la pena.

Y eso no puede borrarlo.)

Por la mar chica del puerto
el agua que era antes clara
se está cansando de serlo.

(A la sombra de una barca
me quiero tumbar un día;
echarme todo a la espalda
y soñar con la alegría.)

Por la mar chica del puerto
el agua se pone triste
con mi naufragio por dentro.

6 comentarios:

genialsiempre dijo...

He dudado si poner un comentario, porque me he quedado sin palabras. Sencillamente precioso.

Alinando (Antonio Díaz) dijo...

Entonces doblemente gracias por decidirte a comentar. No me extraña que ye haya gustado la canción, en la poesía de Manuel Alcántara reconozco un poco tu estilo poético José María. En este caso, por mucho que oiga esta canción, no se diluye ni una pizca la emoción que sentí al oirla por primera vez.

Un abrazo

Pedro Estudillo dijo...

Yo describiría este post como un popurrí maravilloso de conocimientos y emociones. Este Alinando nunca sabremos con qué nos volverá a sorprender.

Gitana dijo...

Llamadme torpe, pero es que he leido el texto varias veces y no consig aclararme. Hasta que llega el cernícalo lo entiendo, pero luego...la pregunta se la hace a la torre o al viejo? (no debería de estar mal visto llamar viejo a un anciano :) A partir de ahí me pierdo, pero vamos, de una manera asombrosa.

Anotar que tantas horas flotando hace que me pierda en algo como esto, que los demás entienden tan facilmente, eah!

Unknown dijo...

Cuando leo este tipo de cosas, ya no me sorprende que sean tuyas, Alinando.
Me sorprendo más yo misma cuando las adentro muy dentro de mis adentros.
Reconociendo que no soy de textos dulces y sensibles, los tuyos me hipnotizan.
Gracias de nuevo, compañero.

Alinando (Antonio Díaz) dijo...

Gitanaaaa!!! El que tú hayas releído el texto no tiene precio. Lamento haber sido tan críptico. No sé si explicártelo por aquí, sería como reconocer una derrota... ;-) De todas formas te diré que son los pensamientos atolondrados de un turista al que le pilla un maremoto en su visita a una torre vigía.

Ana, sé por qué te llegan tanto y tan dentro: es que a veces no hablo yo, hablan mis adentros. Es algo como el chiste ese... "no me mires así que yo también me he asustao"... pues eso mismo.