jueves, 25 de julio de 2013

De palas, rastrillos y equinos.

Hola amig@s playeros. Esta es la muestra de uno de mis recorridos por sendas de arena y agua. Un amanecer fresco y nuboso que suavizó la caminata desde la Barrosa hasta Roche.
 


¿A que nunca habíais visto le orilla tan cerca de las hamacas?


 
Y por supuesto, imagino que no habéis tenido la oportunidad de ver este mar tan calmo, este reflejo tan nítido de la Torre del Puerco... ¿a que no? Bueno, a decir verdad es sólo un efecto óptico, un punto de vista. Algunas veces se forma una inmensa laguna con la marea vacía y si tomas la fotografía desde un extremo de la laguna parece que estás en el mar.


 
 
En el paseo me encontré esta curiosa escena. Es como si la boya jugara a escalar por un día, a escaparse de su destino y ver las cosas desde otra perspectiva.
 


En la playa hay muchos seres reales. Otros, los más, son imaginarios. Algunos de ellos viven sólo en mi imaginación, pero otros tienen su morada, como esta mini caverna pétrea... con su ventanita y su puerta. Me imagino a un minúsculo Pedro Picapiedra llamando a la puerta: ¡Vilmaaaaa!



A veces, amaneciendo ya, me encuentro con estos buscadores de tesoros. Ssssshhhhh... no les digáis nada... no saben que el mejor tesoro es mirar estas maravillas con ojos de niño.


 
Percebes y mejillones en las piedras de Roche. Al llegar allí estaba la marea tan baja que pude ver estos animalitos que no suelen estar a la vista. Es por la marea de Santiago. En los días próximos al día de este santo se dan las mareas más pronunciadas del año. Percebes, mejillones, Santiago... muchas connotaciones gallegas en un día tan triste por el accidente ferroviario cerca de la capital de Galicia..  
 



 
Y... ¿Por qué he titulado esta entrada como "De palas, rastrillos y equinos"? Pues aquí está la muestra. Veo tantas palas y rastrillos que pierdo la cuenta. Podría poner un rastrillo (en este caso diminutivo de rastro, lugar de venta) sólo y exclusivamente para vender estas cositas. Esta vez no me pude resistir a fotografiar algunos de estos simples y curiosos objetos.





 
Bueno, sí, esto era un platito, pero muy simpático.
 
 
 
 
Y por fin la parte de "equinos". Me quedo embobado viéndolos. Me resulta muy curioso observar que la gran mayoría de estos caballos están montados por chicas. He llegado a pensar que debe ser muy placentero sentir el dominio de la bestia, controlar a un animal tan grande y potente con suaves gestos. No sé si el motivo de estas chicas va más allá del lúdico, imagino que no, pero yo mientras tanto disfruto de estas hermosas imágenes cada amanecer que paseo por esta playa. 
 














Y hasta aquí la caminata. La vuelta resultó un poco calurosa. Los rayos del sol comenzaban a apretar y la bruma se rindió disolviéndose a sus pies. Ay, la bruma, a veces me estropea un paseo y otros me envuelve en su interior como en un líquido amniótico de silencio, casi placentero. En otra entrada os hablaré de ella, la bruma. Saludos y feliz veranito.

3 comentarios:

Erna Ehlert dijo...

Ya me gustaría acompañarte en tu paseo matinero.
Sobre todo con la marea baja.

Un día coincidimos en Roche con la marea baja y era alucinante.

Una verdadera maravilla.

Unknown dijo...

Qué bonito recorrido Antonio. La imagen de la loma con el charco me ha dejado sorprendida, si no dices lo del truco, pensaría que era un día de mar calmo, cosa inusual en nuestras playas. El colorido de las palas, la belleza de los caballos y ese color de amanecer junto al mar, me ha llevado a recorrer tu paseo y oler el olor intenso del mar. Adoro el mar, su olor, color y sabor, así que te imaginas lo que me ha gustado este relato. Gracias por compartirlo.

Alinando (Antonio Díaz) dijo...

Sí Erna, con la marea baja se aprecian muchas maravillas en estas playas, sobre todo teniendo en cuenta que las mareas en el Atlántico son mucho más pronunciadas que en el Mediterráneo. Luz, me encanta que disfrutes con el recorrido, espero que siga habiendo suficientes sorpresas playeras como para compartirlas con vosotras. Muchas gracias Erna y Luz.