martes, 6 de julio de 2010

La Caleta

Hola de nuevo. Esta semana estoy muy ocupado con una actividad que me traslada a Cádiz diariamente. Para mí es un placer, pasear por sus calles es una de mis aficiones favoritas, de hecho camino cada día por una ruta diferente desde la parada de autobús junto al Palacio de Congresos hacia mi destino junto al parque Genovés. Esto hace que tenga que dejar a un lado mis paseos playero-matutinos y por consiguiente las entradas al blog. Así que me he dicho: Cádiz, Caleta, blog... Esto se merece una entradita exclusiva. Y este es el resultado. Una entrada con un pequeño texto de mi cosecha y una fotito que guardaba del año pasado en la que la Caleta luce preciosa y reluciente como siempre. Pues nada más, a seguir disfrutando y a seguir bien.






¡Llevo la caballa oiga!

¿Cómo? ¿Que si son de la Caleta? Será malage. Eso es como si voy a comprar amarguillos a Medina y pregunto si son de Medina. ¿No estás viendo que esta esquina del Manteca es la sede internacional del espíritu caletero? Si ya me lo dijo el otro día el Congui: “y luego dicen que el pescado es caro”. Bueno, él lo dice a cada instante, también se lo dijo al Nando cuando se clavó el anzuelo en el muslo con aquél robalo con tanta mandanga. Se ve que esa frase la sacó de un día que vio un cuadro que pintó un tal Farfolla… o Borbolla, o qué sé yo cómo se llamaba aquel pintor, y ya la usa cada vez que algo se le tuerce en la mar. Pues sí señor, son de la Caleta, mira por dónde. Son caballas caleteras, aunque esta madrugada me despedí del castillo a las cuatro de la madrugada pasando por su vera y no encontré el sitio bueno hasta las ocho de la mañana. Son caleteras aunque desde allí no vi ni una migita de tierra. Serían caleteras incluso en el caso de que hubiera tenido que bajarme al moro con el bote a buscarlas, aunque el cardumen hubiera estado hablando el idioma del moro Juan. Mírale los ojos a esta caballa. Míralos bien. Eso que ves reflejado es la figura del Quiñones paseando por su orilla. Que si mis caballas son de la Caleta dice el tío. No ni ná.

9 comentarios:

genialsiempre dijo...

Puro Quiñones....estaría orgulloso de leerte

Cuenticiente dijo...

El alma... se me va el alma.
Me hablas de "la mare que me parió", de mi Caleta y de mis calles... en donde tengo colgados recuerdos en cada paso. De la calle donde nací, y de mi vida.

Voy poco por Cádiz, viviendo cerca la añoro como si estuviera lejos. A veces llego y me harto de llorar... ¡lo que yo daría por volver a vivir en mi calle Cervantes!, ¡lo que yo daría por jugar otra vez en mi plaza de San Antonio!, correr por la calle Ancha con mis zapatitos blancos y mi bolsa de chucherías.
Ir a buscar a mi amiga... a Corralón de los Carros y años más tarde volver a besar a mi novio en la playa de Santa María...

Cuenticiente dijo...

Perdona Antoñín, que con la emoción se me olvidó decirte que gracias. Por el mar, por tus letras. Por traerme esta noche un trocito de mi Caleta.
Estoy llorando, vaya tela...

Alinando (Antonio Díaz) dijo...

Vaya... A veces se sorprende uno mismo de las consecuencias de lo que escribe, esta vez muy gratamente. José María, esa frase que has puesto es el mayor piropo que me podías echar. Y Chari, cuando escribí esto recordé la anécdota que nos has contado de Quiñones recogiendo papeles de la playa y tú preguntándole "por qué lo hacía". Por gaditanismo, dijo. Este hombre era y seguirá siendo un genio por siempre.

Verónica Calvo dijo...

Te diré que cada vez que puedo me escapo a Cádiz pues pasear por sus calles y sentarme en "mis" lugares es pura medicina para mi alma.
La Caleta en bajamar, una delicia.

Sigue con tus paseos, yo te acompaño en silencio.

Un abrazo.

Abril dijo...

Hola Antonio; me ha gustado tanto lo que he leído y lo que he visto,( y no ha podido ser todo), que te lo voy a decir mañana mirándote a la cara, ea!

Cuenticiente dijo...

Parece que estoy viéndole con su gran bolsa de basura negra... Grande Quiñones, grande.

¿Conoces las Habaneras de los ojos cerrados de Pasión Vega? Búscala en you tube si quieres, es una nana para la niña más vieja de occidente... Una belleza.

Anónimo dijo...

Taquillero: has tocado en el rinconcito escondo mis emociones. Ante mí, aparece ese trozo de playa donde aprendí a nadar y amar a la mar. Donde en muchas tardes, a la salida del cercano colegio de la Viña, jugaba a la pelota;a hacer botar las piedras sobre la sempiterna planicie de sus aguas o al salto de piola, que por estos pagos le llamábamos "el ná".
Nuevamente gracias Alinando

Anónimo dijo...

uy, veranito y letras que saben a erizo, no ni ná