Hoy he paseado de nuevo por la costa de mi tierra. La playa de la Casería fue una de mis playas de infancia, aunque hay quien dice que llamarle "playa" es ser generoso con este rincón de San Fernando. A mí, a pesar de todo, me trae muy buenos recuerdos.
También la flora llama la atención, como estas flores llamativas sobre extrañas y espinosas bolitas.
Había llegado al muelle con la alegría de verlo en todo su esplendor, pero con la decepción de no haber encontrado las tinajas del lazareto. En el camino hasta aquí me crucé con dos hombres del lugar que me explicaron que las había dejado atrás. Pensé que quizás en otra ocasión podría encontrarlas. Sería un buen motivo para volver.
En algunos tramos del muelle puede observarse el pavimento de piedras dispuestas con estas curiosas formas.
Un verdedero trampolín antiguo y hermoso hacia la bahía. Pisar estas piedras da mucho que pensar, y más si se tiene a Cádiz de fondo, tan cerquita.
Está claro que el tiempo y el mar no perdonan. Estas piedras ostioneras necesitan ya una intervención, pero como insinué ante la imagen de los mariscadores, son malos tiempos para la lírica.
Desde el extremo del muelle se puede disfrutar de la vista completa de la batería de Punta Cantera y algunos de los polvorines.
Sillares de roca ostionera, espuma y una matita de sepina. Esta espuma es natural, es el resultado del batir del agua contra el muro y la brisa de la bahía. En las salinas, donde esta espuma se produce en agua con alto contenido en sal, se suele recoger de madrugada una vez seca. Es la flor de la sal, la mejor y mas sabrosa sal que pueda usarse.
En esta puerta de entrada se ve la modificación al dejar de usarse el muelle como enmbarcadero. No está al nivel original.
Detalle lateral de la entrada y el muro con la Casería al fondo.
A este fruto le llamábamos "tomatito del diablo". Decíamos que era venenoso. Afortunadamente, nunca comprobamos la veracidad de aquel dicho.
En esta piedra ostionera pude apreciar una concha incrustada que me trajo muy buenos recuerdos del camino de Santiago. A veces la naturaleza juega con las figuras y los colores.
A pesar de lo deshabitado de la zona, la gran cantidad de restos cerámicos dan muestra de la vida que se desarrolló en las cercanías.
Coloqué mi bastón en su interior para que se apreciara mejor su diámetro. Estas cosas llegan a emocionarme. No sé qué sistemas o productos usarían para desinfectar las ropas de los pbres enfermos que llegaban al lazareto afectados de fiebre amarilla, lepra u otras enfermedades, pero sí imaginé escenas de ellos desprendiéndose de las ropas infectadas y de alguien echandolas con un palo a esta enorme tinaja. Espero que hayáis disfrutado de este paseo. El día resultó gris y ventoso e hizo que yo pasara un poco de frío, pero me alegrará saber que vosotros disfrutáis de esta entrada al calorcito de vuestros hogares. Un saludito y hasta pronto.
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http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=PGd8Cm1VKnQ!
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7 comentarios:
Vaya entrada más interesante!
Me gusta muchisimo.
Ademas es muy completa.
Saludos
Mil gracias Alinando por haberme devuelto a la niñez. La casería fue la playa que disfrutábamos en mi familia, que al ser tan numerosa, era un descanso para mi madre dejarnos en sus tranquilas aguas. Siempre ha sido un sitio fetiche para mí, regreso allí cada vez que puedo o me siento nostálgica, y lo primero que hago es respirar hondo, inundando mis pulmones de ayer.
Gracias por haberme enseñado parte de la historia y de rincones que no conocía. Y por último, si alguien no conoce ese perdido rincón, no debe perdérselo,ya que no hay un atardecer más bonito que el que nos muestra la bahía visto desde la Casería, y si es posible desde la terraza del Titi, ese pequeño bareto lleno de colores estridentes, donde los días de marea alta, te da la sensación de estar en un barquito pesquero.
Chapó Alinando, y sigue deleitándonos con tus andanzas.
Me ha encantado; es curioso y muy interesante.
¿Realmente los hombres te dejaron esa flecha para indicarte el camino? ¡ Ay, que bonito!
Erna, Luz, Abril (tres nombres a cuál más bonito) gracias por vuestros comentarios.
Luz, no estaría mál organizar un paseo por allí para terminar disfrutando de la puesta de sol.
Abril, sí, fueron los dos hombres los que me dejaron la flecha, imagínate la emoción que me produjo. Estos detalles me encantan y los disfruto mucho.
Prometo otra entrada de esta zona, da para mucho más. Besos y gracias de nuevo.
El paseo desde casa resulta precioso, pero seguro que en el ese extraordiario lugar mucho más.
Algunas de las cositas a las que te refieres, como los higos y los
tomatitos del diablo me han devuelto a mi infancia.
Gracias,
Loli.
Yo necesito en vena un paseo de estos, en los que investigas, encuentras y disfrutas. Nunca he estado en esa zona, se hace de rogar mi visita, aunque espero no tardar mucho, y encontrar al menos el positivo de la concha santiaguera, o, un sol anaranjado en la bahía. Besotes y gracias por hacernos llegar un trocito de tí.
Preciosa entrada de mi tierra.
Enhorabuena, no solo por lo bien que escribes, sino por lo bien documentado que estás.
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